Entramos en Logroño atravesando su famoso Puente de Piedra sobre el Ebro.
Nada más cruzar el río ya nos introdujimos en el casco antiguo. Pasamos junto al albergue municipal, ya abierto. Pudimos vislumbrar en la ventana a Emilio, el iruñés, que acababa aquí su viaje por el momento. Nos despedimos de él y seguimos calle adelante hasta llegar a la Iglesia de Santiago.
Junto a ella está el Albergue Parroquial.
Cuando llegamos, todavía no estaba abierto, así que nos dispusimos a esperar colocando ordenadamente las mochilas.
Aquí, nuestro grupo se disgrega. JM, P y S vuelven a casa después de haber catado la experiencia del Camino, con sus alegrías y satisfacciones y también con sus sinsabores. Quizás otro año se animen a continuar lo empezado...
Solo quedamos el grupo familiar A, M, P, B y yo, JR.
Pero pronto íbamos a formar un grupo mayor con otros peregrinos que nos acompañarán casi sin faltar uno todo el resto de nuestro Camino.
Por fin nos abren el Albergue, un sitio modesto pero acogedor. Nos alojan en una gran sala con colchonetas en el suelo.
Después de instalados, salimos a dar una vuelta por Logroño, visitar la famosa estatua de Espartero y su caballo
y comer de tapeo por su afamada calle del Laurel
La zona incluye esta calle y las aledañas. Es un sitio muy concurrido y con una alta concentración de pequeños bares.
Cada uno tiene una, dos o tres especialidades. Lo tradicional es recorrer varios de estos establecimientos tomando la especialidad de cada uno acompañadas de un vasito de vino o de cerveza. Las tapas son muy variadas, algunas muy sencillas
y otras más elaboradas.
Pero todas muy sabrosas.
Después de visitar la calle del Laurel y algo tambaleantes, regresamos al Albergue para una merecida siesta.
Durante nuestra ausencia, el Albergue se ha ido llenando hasta quedarse sin plazas. Además de nuestra sala han habilitado dos o tres habitaciones más. Ha habido que utilizar todas las colchonetas. Cuando llegamos nos dieron dos para cada uno, pero dada la gran afluencia de peregrinos, hemos tenido que ceder nuestra colchoneta sobrante.
Asistimos a la Misa del Peregrino en la Iglesia de Santiago el Real.
El Albergue Parroquial es muy acogedor. Nos invitan a hacer todos juntos una cena comunitaria. La mayoría de los peregrinos aceptamos gustosos.La encargada de la cena es una italiana muy dispuesta e hiperactiva. ¿Cómo se llamaba? Su nombre es Lilí (gracias, M). Enseguida reclama ayudantes de cocina voluntarios. P se "ofrece" ipso-facto.
Así mientras unos nos reponíamos con una reconfortante siesta,
otros pasaban la tarde cortando cebollas...
Aunque al final los voluntariosos ayudantes de cocina brotaron como setas.
Aquí vemos a Lilí rodeada de sus pinches de cocina
La cena es un éxito de concurrencia. Estamos apretados pero contentos. Y la comida es sencilla pero muy sabrosa .
¿Quién se acuerda del menú?
M, naturalmente. Cómo se nota que trabajaste duramente preparándolo, eh?
Helo aquí:
-Ensalada de lechuga, tomate y cebolla
-Lasaña de berenjenas: capa de berenjena, capa de salsa de tomate, capa de queso y así hasta cubrir las fuentes del horno. Por encima queso rallado en abundancia. Acompañada de arroz blanco y de salsa de tomate.
-Lasaña de berenjenas: capa de berenjena, capa de salsa de tomate, capa de queso y así hasta cubrir las fuentes del horno. Por encima queso rallado en abundancia. Acompañada de arroz blanco y de salsa de tomate.
-Postre: yogurt.
Muy sabroso todo, se notaba la mano de Lilí, la italo-alemana y de sus expertos ayudantes.
Una pequeña oración comunitaria al terminar de cenar cierra el evento.
Luego nos espera una visita a la Iglesia de Santiago el Real, adyacente al Albergue. Para acceder a la misma no es necesario salir a la calle. Se llega por un pasadizo que une ambos edificios. Allí se realizan unas oraciones y se entonan algunos cánticos.
A y yo no podemos ir porque nos montan un pequeño ambulatorio de Asistencia Sanitaria en el recibidor del Albergue. Enseguida nos llenamos de clientes: ampollas, rozaduras, tendinitis, gonalgias,...Mientras el grupo hace la visita a la Iglesia, nosotros nos quedamos curando a los lesionados...
La italiana, gran organizadora, nos ha repartido en brigadas para poner y recoger la mesa, limpiar la sala y fregar la vajilla, secarla y recogerla para el desayuno del día siguiente. La cosa es repartir el trabajo, pero a mi me toca poner la mesa, trabajar de aguador durante la misma y por último me coge por banda para secar los platos. Debo tener cara de pecador que necesita penitencias...
Luego a "dormir", con la sala abarrotada, sobre una delgada colchoneta en el duro suelo, con los ruidos y algarabía de las festivas calles logroñesas, con los magníficos ronquidos que vienen de la parte de Poniente (¡qué gran invento, los tapones de silicona!)
Nos levantamos temprano, sobre las 5:00 ó 5:30. Tomamos un pequeño desayuno y partimos de este entrañable Albergue. No cobran. Solo aceptan donaciones voluntarias y secretas.
Lilí, la amable italiana, se levanta para despedirnos.
Una nueva etapa comienza. Recorremos las calles de Logroño a la luz de las farolas...
El menú:
ResponderEliminarEnsalada de lechuga, tomate y cebolla
Lasaña de berengenas, capa de beregena , capa de salsa de tomate, capa de queso y así hasta cubrir las fuentes del horno. Por encima queso rallado en abundancia. Acompañada de arroz blanco y de la salsa de tomate que sobró. De postre yogurt. Muy sabroso todo, se notaba la mano de Lilí la italo-alemana y ayudantes expertos.