Esta villa tiene una larga Calle Mayor plagada de hermosas casas solariegas de los siglos
XVI al
XVIII.

Este palacio barroco es la casa consistorial.

En la
porticada e irregular Plaza de santa María podemos admirar la Iglesia del mismo nombre que conjuga varios estilos desde el románico al barroco.

Destaca su esbelta torre.

Tras una espera ante el albergue, esperando a que abrieran, y que aprovechamos para departir con otros peregrinos, nos instalamos en nuestras literas.

Después de
asearnos un poco, comimos en un agradable restaurante en la misma Plaza de
Sta María.

Luego, una siesta reparadora en nuestras literas.

Por la tarde dimos una vuelta por el pueblo. Haciendo honor a su nombre, la villa está llena de arcos.





Tuve la oportunidad de hacer mi interpretación fotográfica del famoso cuadro de mi paisano
Goya, "perro
semihundido",

como también hiciera mi otro paisano, Antonio
Saura.

Ésta es la mía,
jajaja.


Al final de la jornada, mientras la sección femenina de nuestro grupo cumplía a la perfección con sus deberes
peregrinales, con visita a la Iglesia, Misa de Peregrinos y Bendición Especial, los hombres nos apoltronamos en un bar cercano porque esa noche se disputaba el emocionante partido España-Chile de incierto resultado hasta entonces, dada la errática trayectoria
mundialista de nuestra selección hasta ese momento. Los chilenos nos barrieron al principio de la primera parte, pero, lo que son las cosas, dos golazos de Villa y de Iniesta nos dejaron el partido resuelto.

La segunda parte, con ambos equipos clasificados, fue soporífera y olvidable. Con la victoria de los nuestros en el bolsillo, nos retiramos justo a tiempo, antes del cierre del albergue, y contentos nos abandonamos en brazos de Morfeo.

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